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Corea del Norte “Pragmatismo del miedo”

En estos últimas semanas, el jefe de Estado de Corea del Norte, Kim Jong un advirtió a su población de la llegada de tiempos difíciles, comparables con la hambruna de 1990. La crisis del COVD, obligó al país a cerrarse prácticamente y aislarse del mundo, inclusive de su principal socio comercial, China, imponiendo estrictos controles. La dura situación, llevó a legaciones diplomáticas enteras a irse del país, incluso las propias Naciones Unidas cerró su delegación.

Por: Jorge Alejandro Suarez Saponaro | Director El Minuto para Argentina.


La situación interna de Corea del Norte es delicada, el aislamiento, como consecuencia de las sanciones políticas y económicas por su programa de armas de destrucción masiva.

El costo de los alimentos supera el del salario mínimo, especialmente el kilo de maíz. El cierre de fronteras, impide la importación de alimentos desde China. El relator de las Naciones Unidas, para la situación de los derechos humanos en Corea del Norte, Tomás Ojea Quintana, señaló que el país está al borde de una crisis alimentaria y hambruna.

El cierre de fronteras afecta a la endeble economía norcoreana, que mas allá de la modernidad de Pyongyang, el país tiene serios problemas, especialmente en el sector rural, donde a todas luces precisa una profunda modernización.

El esfuerzo del país, está centrado en sostener un inmenso aparato militar y el ambicioso programa nuclear. El sistema económico, donde no existe casi iniciativa privada, plantea serias limitaciones a la hora de innovar y crear empresas competitivas.

En el VIII Congreso del Partido de los Trabajadores – el único del país – el Supremo Líder, como se denomina al jefe de Estado, Kim Jong un, reconoció el fracaso del plan económico. En su discurso, donde combinó autocrítica con resaltar logros, puso énfasis en la necesidad de la autosuficiencia.

Un experimento, que seguramente terminará en más miseria, en un país que tres cuartas partes de la población tiene problemas de alimentación y donde la pobreza en los sectores rurales es realmente importante.

Los expertos están observando, como serán los pasos a seguir con referencia, especialmente en relación al gobierno de Biden en Estados Unidos. En octubre de 2020, Kim, tuvo palabras de acercamiento a Corea del Sur, desenado una pronta recuperación por la pandemia, mientras que hacía una demostración de poder, con un nuevo misil intercontinental en el clásico desfile militar de todos los años.

El régimen sabe que sin poder real, no puede negociar, pero por otro lado, sabe que el vecino del sur, puede ser parte de alguna solución al drama de la economía. Por ende Kim hábilmente deja una puerta entreabierta, pero mantiene el ambicioso programa militar, también para consumo interno y de esa manera también justificar el régimen opresivo.

La crisis COVID y el mayor grado de aislamiento supone también mayor control político. Tener música occidental, determinados libros, puede ser un dolor de cabeza y un pasaje al universo de “gulag” que hay en el país, donde miles están detenidos por tiempo indeterminado.

En los principales medios se habla mucho del régimen, pero en el fondo se sabe bastante poco. Estamos ante un sistema donde el totalitarismo llega a un nivel impensado, con un sistema represivo implacable, basado en un rígido encuadre de la población, liderado por un sistema de partido único, donde la familia Kim, es el pilar de dicho partido.

La república Popular Democrática de Corea, nació en 1949, gracias a la ocupación soviética, en el marco de un acuerdo con Estados Unidos, luego de la retirada japonesa de la península coreana. Al sur del paralelo 38 quedaría formado un estado pro occidental y al norte, uno pro soviético. En este último caso, un antiguo guerrillero comunista, Kim II sung, emergió como líder indiscutido (personaje de origen oscuro, todavía existen muchas controversias sobre como llegó a un lugar tan destacado). En 1950, con apoyo discreto de Moscú el Norte invadió Corea del Sur.

La respuesta de Estados Unidos no se hizo esperar y vino de la mano del brillante general Douglas McArthur. La contraofensiva llevó al borde de la derrota a los norcoreanos, que gracias a millares de “voluntarios” chinos el frente se estabilizó en la actual frontera, que es en verdad una línea de armisticio. Desde ese entonces, miles de hombres se vigilan el uno al otro en una de las zonas mas militarizadas del planeta.

El régimen norcoreano comenzó a desarrollar su propia vía al socialismo, discretamente pro soviético, en el marco de la ideología Juché, donde el marxismo se mezcló con nacionalismo, cultura tradicional y un exagerado, hasta rozando lo patológico, culto a la personalidad del líder, Kim Il sung. A ello se une un brutal sistema de castas, conocido como Songbun.

Esta palabra significa “origen” e implica que por el origen de cada persona, queda marcada su vida por nacimiento. En 1957 comenzó un proceso de investigación sobre los orígenes de los norcoreanos, que terminaría en los 60.

Según lo que hicieron sus antecesores, sería el destino del ciudadano, desde su lugar de residencia hasta su ocupación. Por ejemplo los que viven en la capital, es porque tienen un buen “songbun”, mientras que más de la mitad de los norcoreanos no están autorizados, ni a visitar la ciudad….y menos vivir en ella.

A grandes rasgos, la sociedad es dividida en tres castas/grupos (leales, dudosos/vacilantes y hostiles), subdivididos a su vez en 51 grupos más. En el último escalón del régimen son colocados entre cuyos ancestros existan empresarios, capitalistas, budistas, cristianos o adherentes al extinto Partido Democrático.

En los últimos años por diversos medios, existe cierta meritocracia, por el cual se puede ascender de categoría. Por ejemplo, muestras públicas de lealtad y llegado el caso de tener una foto con el “Supremo Líder” eso suma “puntos”. Pero los casos son realmente excepcionales, mientras que descender de categoría es bastante fácil.

Los leales descienden de quienes lucharon contra los japoneses desde 1910 hasta la II Guerra Mundial; los combatientes de la guerra de Corea y los “camaradas”de Kim Il-sung, presidente eterno del país y creador de este sistema de castas. Los privilegios incluyen poder vivir en Pyongyang y un trato preferente en el acceso a la vivienda, alimentos, sanidad, educación y empleo.

Los vacilantes son descendientes de profesionales liberales durante la ocupación japonesa, comerciantes, artesanos, retornados de China. Estos realizan trabajos poco calificados y siempre están bajo sospecha.

Finalmente los hostiles, que no solo abarcan a descendientes de cristianos, budistas, sino de opositores abiertos a Kim Il sung, colaboracionistas en tiempos japoneses, o tener familiares exiliados en Corea del Sur. Este grupo está destinado a poblaciones fronterizas en trabajos riesgosos y con alimentación racionada.

El opresivo régimen, que gasta el 25% del PBI en defensa (tiene uno de los ejércitos más numerosos del mundo), abolió en los 90 el cargo de presidente, siendo reservado dicho titulo al fundador del Estado, Kim Il sung, abuelo del actual dictador Kim Jong un.

El cargo es de “Presidente Eterno”. Las funciones de jefe de estado recaen en el secretario general del Partido de los Trabajadores, el propio Kim Jong un, que a la vez es presidente del Comité de Defensa Nacional y por ende controla las fuerzas armadas.

La dureza del régimen, le ha costado la vida a cientos de miles en las hambrunas de los años 90, mantiene en campos de trabajo forzado a más de 200.000 personas (familias enteras están alojadas en condiciones brutales) y se encuentra embarcado desde el 2006 en un agresivo programa nuclear militar, mientras que el régimen económico es incapaz de superar constantes fracasos, que los llevó en su momento a intentar abrir el país al capital extranjero.

Los años de adhesión al Tratado de No Proliferación Nuclear, le permitió formar científicos, técnicos y profesionales diversos, que serían empleados en programas que le permitirían desarrollar un know how nuclear propio.

A pesar de las sanciones, hábilmente Corea del Norte, ha ganado tiempo y le permitió desarrollar capacidades militares importantes en materia nuclear. El resultado ha sido la creación de un “enano nuclear” que le permite enfrentarse a Estados Unidos y llevar a la mesa de negociaciones. Esta capacidad también garantiza cualquier cambio de régimen por medio de algún tipo de intervención externa.

El régimen de manera pragmática explota sus capacidades nucleares, a través de constantes amenazas de promover un “holocausto nuclear” en primer lugar para mostrarse como un actor a ser considerado; en segundo lugar, el constante conflicto que genera estas acciones, refuerzan el papel de encuadramiento de la población y potencia su rol represivo, contra presuntos “desertores” y “traidores”, y finalmente también para ser considerado “un igual” por parte de su poderoso vecino chino.

Por otro lado, el régimen aprovecha la rivalidad creciente entre China y Rusia frente a Estados Unidos, y le ha permitido de alguna manera sobrevivir a las duras sanciones impuestas por Naciones Unidas.

En cuanto al régimen de Pekín, sin ninguna duda explota las crisis con el régimen norcoreano, al convertirse en un interlocutor relevante, agregándose ahora Rusia, antiguo proveedor de armamento a gran escala.

Los ensayos llevados hace unos años, que ponen en evidencia que el misil estratégico Taepodong 2 tiene un alcance de 8.000 km generan gran temor en la comunidad internacional, agregándose el nivel de escalada tanto en relación con países vecinos, como con los propios Estados Unidos.

No obstante ello, los expertos debaten sobre la capacidad real de la tecnología de Corea del Norte de desarrollar cabezas nucleares con suficiente poder, además de otras cuestiones, como sistemas de guiado, mecanismos de contramedidas, etc.

Corea del Norte, no actúa sola, como lo quieren mostrar sus dirigentes, sino que China y Rusia, son actores clave, como hemos dicho anteriormente. De alguna manera han facilitado, el programa nuclear norcoreano, esto crea un poderoso mecanismo disuasivo ante la posibilidad de repetir tragedias como las de Hiroshima y Nagasaki en 1945, pareciera ser algo factible.

Por un lado han fabricado un actor desestabilizador, que afecta los intereses de Estados Unidos en el Extremo Oriente, y por otro lado, el régimen, se favorece de alguna manera, y encuentra en la supervivencia nacional, una excusa para una represión implacable y el mantenimiento de una elite, centrada en la familia Kim, que monopoliza el poder.

La crisis COVID ha servido de excusa para endurecer el régimen puertas adentro y una concentración de mayor poder por parte de Kim. En el marco del creciente enfrentamiento Pekín – Washington, no cabe duda que el régimen de Pyongyang tiene una oportunidad, y es por ello, que en el marco de este aislamiento, el régimen busca reducir a la más mínima expresión cualquier atisbo de oposición o crítica al liderazgo de Kim.

Según la escalada del conflicto China Estados Unidos, veremos como Corea del Norte volverá otra vez a los ensayos militares de su arsenal de misiles balísticos, como de escaladas y crisis calculadas con la vecina Corea del Sur.

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